LA
NACION DOMINGO
30 DE ENERO DE 2005
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EL FENÓMENO GENERACIONAL QUE LEVANTÓ
EL DOCUMENTAL ACTORES SECUNDARIOS
La guerra de los lápices
En un bar de Ñuñoa, en una consultora
repleta de sociólogos, en los diarios, en oficinas de gobierno,
en un ensayo de banda reggae. En los más insólitos lugares
se corre la voz sobre un filme que descubre la historia olvidada del
movimiento estudiantil que batalló en las calles contra la dictadura,
mezclando bombas molotov y cuadernos. Un acierto que aquí cuentan
sus realizadores.
Miguel Paz
La Nación
Desde su estreno en el Cine Arte Alameda, Actores secundarios ha sido
un fenómeno subterráneo en ascenso. Un documental que
de buenas a primeras no pretendía ser más que un testimonio,
“un regalo para la media”, dicen sus autores, y que se convirtió
en el acierto de la filmografía nacional de este año.
El documental narra la historia del movimiento secundario que a contar
de 1984 libró mil batallas por la educación, realizó
tomas y trabajos de verano hasta decaer en medio de la recuperación
democrática. Aquí Pachi Bustos, Jorge Leiva, René
Varas y Marcela Betancourt, cuatro de los cinco componentes del equipo
realizador del documental -faltó Mireya Leyton-, cuentan a coro
las particularidades del proceso de rodaje que duró tres años
y explican la importancia de reseñar la vida de un movimiento
compuesto por extras de una película con guión pensado
para otros...
- En el documental hay un paneo sobrecogedor de los protagonistas.
Te deja con una sensación muy fuerte de que son sobrevivientes.
- No sé sí teníamos una opción tan consciente.
El paneo fue hecho en realidad porque nos pareció muy relevante
juntar a toda la gente en la puerta de este liceo (Alessandri, en Providencia),
donde hubo una toma que nosotros establecimos como un hito muy importante
dentro de la historia. Es el único momento en que podemos mostrarlos
no a todos, pero a una gran cantidad de actores secundarios juntos.
Ver las mismas caras 18 ó 20 años más tarde es
bien emocionante.
- En el documental aparece un personaje, Moncho, que dice: “en
este momento no sé si podría confiar en que el que está
al lado mío me va a proteger”. ¿Es una declaración
de desconfianza acorde con los tiempos?
- Moncho es un personaje muy marcador para todos. Cuando te das cuenta
que la sociedad que quisiste construir no resultó, que perdiste
la guerra, viene un momento en que toda la gente comenzó a nadar
por su cuenta, y a algunos les fue mejor y a otros peor. Lo dice Moncho:
‘esta es la sociedad que yo logré, no pude lograr más
socialmente, no pude cambiar la sociedad como creí, por eso tengo
esto’. Como no hubo un triunfo en términos de la propuesta
política del movimiento, la desigualdad perdura.
- El documental logra reivindicar la historia de los derrotados pero
deja la sensación de que nunca los vas a ver dentro de la historia
oficial.
- Eso lo dices pensando que esta gente no consiguió los mejores
lugares. Pero también hay una reflexión que nos gusta
más, que es decir que la sociedad que hay hoy día se perdió
a estos personajes. Algunos de ellos son tremendas personas, nobles
y dignas. Son gente que ha construido mundos aparte, que ha criado familias.
Y todas estas personas en vez de estar incorporadas a instancias de
mayor participación están marginadas. Este Estado, este
sistema político dejó al margen a los huevones más
valiosos, a los que eran más de verdad, a los que se jugaban
por valores como la solidaridad y la concepción de una mejor
sociedad.
- ¿Son los que no entendieron la real politik?
- Claro, son los que no están dentro de las instancias de decisión.
Ahora, a lo mejor siempre es así.
- Uno de sus entrevistados dice que después que ganó
el No, los secundarios de la Concertación se estaban preparando
para acceder al poder del Estado.
- El Dino (Pancani, uno de los protagonistas) dice en relación
a los socialistas que aparecieron de repente, que no estuvieron desde
el principio, que cuando cacharon que la cosa se venía a democratizar,
su propio partido los mandó a formar parte del movimiento. Ellos
realmente se estaban preparando para hacerse cargo de la clase política.
Por eso, él habla un poco de que son una suerte de aparecidos.
En el documental planteamos que en el fondo al movimiento le pasa lo
mismo que le pasa al país. En los ´90 empieza la decadencia
del movimiento con la irrupción de otros grupos. Se pierden las
reivindicaciones que tenían que ver con las peleas de los años
anteriores, entonces, ya es prepararse para el poder no más.
TAN LEJOS TAN CERCA
- Ustedes fueron parte del movimiento secundario ¿Qué
sentían como realizadores del documental? Hay una secuencia en
el Liceo de Aplicación donde ex alumnos de ese establecimiento
conversan con la nueva generación de estudiantes que no tienen
idea de lo que pasó.
- Es heavy. Uno de los temas de la media fue la lucha por los centros
de alumnos democráticos, por las votaciones, y acá estos
chicos no tenían idea.
La tradición que se había levantado, o sostenido, se había
agotado, ya no había ningún rastro, más que algunas
huellas leves en los cuentos que los padres o abuelos les contaban a
estos hijos o nietos, pero que tampoco para las nuevas generaciones
era tema. No era relevante.
- Era un mito.
- Claro, pero no era un mito inspirador, era más una viñeta.
No lo sentían parte de su historia. Para nosotros fue fuerte
esa imagen, de la constatación de que hoy día es todo
tan distinto.
- Al ver el documental da la sensación de que las protestas
de los secundarios en los ´80 fueron una tremenda gesta pero que
no sirvieron de nada.
- Al mostrar esas imágenes justamente queremos llamar la atención
de las nuevas generaciones. Pareciera que no sirvió de nada pero
tampoco es tarea nuestra decir ‘puta, huevón, nosotros
en los ´80 estábamos’. Una persona que vive en Chile,
tiene que informarse de ese pasado. Es un llamado a estos pendejos que
están en el colegio. Deberían preguntarse ¿qué
habrá pasado aquí? Tienen que hacerse preguntas y si no
se las hacen, muchos lo leen como una crítica a la sociedad nuestra
que no logró nada, pero también es una crítica
a la generación más joven.
- ¿Por qué decidieron hacer este documental? Fue
un proceso de tres años.
- Nunca pensamos que se iba a tardar 3 años. Las motivaciones
son diversas, algunas tienen que ver con las biografías personales
y con la importancia que tuvo en nuestra historia personal el movimiento.
Una generación que tuvo una capacidad de jugársela y de
hacer cosas por lo que creían, que se tradujo en una fuerza,
capacidad de organización y de lucha que tomó dimensiones
apoteósicas.Ver como esos cabros chicos pudieron hacer lo que
hicieron es una historia que a nosotros desde fuera y desde adentro
nos admiraba. Una historia, por lo demás, absolutamente desconocida.
Se ha construido la historia de los universitarios, los pobladores,
pero de los estudiantes de enseñanza media no.
- En la sala donde se proyecta el documental pude ver personas
que reconocían a amigos o así mismos. ¿Esperaban
una reacción así?
- Lo que ha provocado el documental ni nosotros lo esperábamos.
Es muy fuerte. Desde que ganamos el Fondart y tuvimos que empezar a
juntar recursos hasta el día del estreno todo fue muy fuerte,
la gente encontrándose, nosotros estábamos impresionados.
- Actores secundarios también desliza una crítica
a la generación más arriba de la suya que, como dicen
algunos entrevistados, mandaban a adolescentes a hacer cosas que para
su edad no tenían que estar haciendo.
- Esa gente hoy día son políticos que después se
incorporaron al Estado, que tienen cargos y que no se hicieron responsables
de su llamado.
- Pero también hay una mirada positiva en los entrevistados.
- Eso es parte del espíritu que queremos rescatar también.
Uno no vivía en la derrota, vivía en la victoria. Sabías
que en la calle había alguien que te iba a cuidar, a proteger,
que habían amistades muy profundas. La cuestión era patria
o muerte. Sabíamos que nos teníamos a nosotros, nos cuidábamos
y se creía que esto podía extrapolarse a toda la sociedad
algún día. Uno creía que podía ser distinto
por eso marcó tanto la vida de esa gente, de nosotros también.
Uno puede pensar que hubo una derrota en términos políticos
de proyecto pero el haber experimentado todo eso fue una victoria que
en cualquier momento puedes rescatar. Nosotros queríamos que
este movimiento tuviese un lugar en la historia porque es un capítulo
de la lucha contra la dictadura que hasta ahora no había sido
conocido. Hasta ahora nadie sabía que hubo gente de 15 años
que se jugó la vida en la calle y que después se fue decepcionada
de lo que pasó.
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